Capítulo 71
Cuando Ximena llegó, Diego estaba de pie en el corredor del sanatorio, fumando; su figura era alta y erguida, pero también distante y fría.
El corazón de Ximena latía fuertemente contra su pecho y su expresión era sombría.
Diego, siempre calculador, solía atacar los puntos más vulnerables; evidentemente estaba utilizando a Abelardo para obligarla a ceder.
Se acercó y preguntó: —¿Podemos hablar?
Diego se giró hacia ella con calma y dijo: —¿Qué te preocupa tanto?
Ximena fue interrumpida bruscamente.
Consciente de que los tiempos habían cambiado, habló con suavidad: —La casa es de mi abuela; mi abuelo y ella vivieron allí toda su vida allí, es lo más preciado para ella, ¿podrías considerar dejarla...?
Probablemente había corrido hasta allí.
Su voz aún temblaba con cada respiración.
Diego la miró fríamente y dijo: —A Sara le encanta ese lugar.
Parecía una negativa.
Diego, para hacer feliz a Sara...
¿estarías dispuesto a despojar a Elena de la casa donde vivió toda su vida?
Antes, ella quer

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