Capítulo 91
Cuando Ximena hizo la llamada, doña Lorena no contestó durante un buen rato.
Era apenas las ocho, y doña Lorena era muy juguetona; le gustaba ver la televisión y no solía acostarse temprano.
Llamó a la línea fija de la casa.
La sirvienta contestó: —Señora Ruiz, doña Lorena no se encuentra bien estos días y está descansando. Hoy ni siquiera ha tenido apetito para comer.
Ximena no pudo evitar sentirse preocupada. —¿Qué pasa? ¿Problemas de presión arterial?
—El médico de familia la ha visto; dijo que tiene un resfriado y que la presión arterial no está estable. Señora Ruiz, ¿tendría tiempo hoy para venir? Hemos intentado convencer a doña Lorena, pero no nos hace caso...
Ximena dudó por un momento.
Doña Lorena estaba enferma, y aunque sabía que no podía hacer como si nada hubiera pasado, además, doña Lorena siempre había sido tan buena con ella. Por motivos emocionales y racionales, debía ir a verla.
—Sí, voy enseguida.
Ximena se preparó rápidamente y se dirigió a la casa de campo.
Pensó e

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