Capítulo 11
Punto de vista de Alexis
—Bueno, como ya saben que soy una linterna, no veo por qué mi convivencia con los humanos es un problema. Habría esperado a que ustedes se presentaran, pero hoy viene su Alfa, y si no vuelvo a mi clase en los próximos cinco minutos, me reprobarán y todo mi año sería en vano; así, sin más —le expliqué a Blake, que parecía la persona más amable entre los miembros, pues era el único que no me miraba como si fuera una especie de criminal.
—Claro, hasta la próxima vez, Alexis —respondió él y asentí con la cabeza antes de voltearme para ir a mi clase. No sé si fui yo, pero creo que vi una ligera sonrisa en su rostro.
Sacudí la cabeza para sacar aquella imagen de mi mente y suspiré con fuerza. No sabía si se trataba solo de mi paranoia o era real.
—Así que ya nos atraparon. Ahora, ¿qué sigue? ¿Debemos irnos hacia el siguiente destino? —le pregunté a mi falsa loba interior, aunque sabía muy bien que ella debía tener su propio criterio al respecto.
—No sé qué decir. Es que me parece un poco sospechoso. ¿Nos dejaron ir, así como así? Estoy segura de que estaban aquí para atraparnos y castigarnos. ¿Viste su mirada al vernos? Parecía que nos desollarían vivas si tuvieran la oportunidad. Más que eso, la forma en que cambiaron sus emociones en cuestión de segundos es lo que más me desconcierta. Ese tal Blake; también siento algo extraño con respecto a él. Parece bastante poderoso para ser considerado un beta, ¿no crees? Y la pregunta más importante es, ¿por qué nos dejaron ir? ¿Están planeando algo? —reflexionó Ariana y, por primera vez, estuve de acuerdo con ella.
Al mirarlos de nuevo, noté que dirigían su mirada hacia nosotras con los ojos entrecerrados y llenos de resentimiento, pero, en unos segundos, esta mirada se desvaneció sin más.
—¿Tal vez nos dejaron en paz porque les dije que era una linterna y saben que somos casi inútiles sin lobo?
—¿Quién dice que no tienes un lobo? ¿Cuándo me darás el trato que merezco? ¿Voy a quedarme siempre como tu estúpida conciencia?; porque eso no es lo que soy —refutó Ariana, lo que me llevó a poner los ojos en blanco.
—¿Puedes concentrarte, por favor? Estamos tratando un tema de vida o muerte. Si me atrapan, entonces se acabó para ti también. Te das cuenta de eso, ¿no? —pregunté antes de avanzar hacia mi clase—. ¿Tal vez sea porque se compadecen de mí? Quiero decir, ¿no viste la mirada de ese tal Blake cuando le dije que estoy viviendo sola y que cuido de mí por mi cuenta? Si esa es la razón, honestamente estoy muy feliz de ser una linterna y vivir sola. De todos modos, no era feliz con mi antigua manada. Piensa lo que quieras, pero déjame en paz —le dije a Ariana, que, en respuesta, solo se limitó a tararear.
—¡Alexis! ¡Por aquí! —gritó Matt desde la esquina de la habitación. Por su tono, todos se voltearon a mirarme y no pude evitar soltar una risita ante su exceso de entusiasmo.
—Amigo, ¿puedes dejar de gritar? Sé dónde sentarme y dónde estás; puedo olerte —respondí y abrí los ojos al darme cuenta de lo que había dicho.
—Vamos, nena. Mi desodorante no es tan fuerte como para que hagas ese comentario. Es solo un poco de esencia aquí y allá, lo juro —dijo Matt, y me alegré de que no le parecieran raras mis palabras.
Llevaba solo un día bajo presión porque iba a encontrarme con el alfa y ya estaba perdiendo la cabeza. ¡Maldita sea! En verdad, lo único que quería hacer en ese momento era subirme a lo alto de un acantilado y gritar bien fuerte. Me sentía tan frustrada por tener que esconderme, y eso que todavía no lo había conocido. «¿Cuándo mejorará mi vida, sin más sorpresas por culpa del alfa y sin huir?», pensé e hice un gesto de molestia con los labios. Me gustaba viajar, y juro que no había cambiado, pero era bueno cuando lo disfrutaba, y no cuando lo hacía para huir de los alfas y de los lobos de la manada; incluso era peor al saber que me matarían a la primera si se enteran de que soy esa infame sin escrúpulos.
—Bueno, si hubieras seguido mi consejo de traer más dinero para los primeros días, entonces no tendrías que vivir una vida nómada, matar maleantes y robar comida de las otras manadas. No solo has puesto tu vida en peligro y has hecho que todos te busquen, sino que también has puesto en juego mi coartada —interrumpió mi conciencia de nuevo, y juro que si ella hubiese sido una muchacha de verdad, le habría aplastado la cabeza contra la mesa que tenía delante.
¿Es que no entiende que es una parte de mí y no está sola? ¿Puedo destrozarle la cabeza en mi mente? Tuve un pensamiento aleatorio y no pude evitar refunfuñar ante mi propia imaginación. No era el momento de ser graciosa, sino de encontrar una solución.
—¡Cállate! Tengo que concentrarme en esta clase y disfrutar del estudio para poder sacar una buena nota y compensar esos puntos negativos que obtuve por esconderme —le aclaré a mi ignorante conciencia, que por alguna razón accedió y dejó de molestarme por primera vez. ¡Vaya, qué extraño!
—Bien, grupo, permítanme presentarles a los miembros del equipo de fundadores que están aquí con nosotros hoy —dijo el rector al ponerse de pie en el podio.
Entonces, pude notar por qué mi conciencia había dejado de molestarme. Se debía a que, frente a mí, estaban de pie esos jóvenes de antes y podía sentir sus ojos perforando mi cabeza, lo cual debo decir que era en verdad incómodo.
—¿Qué es eso de mirarme fijo? Quiero decir; bien, entiendo que soy una supuesta criminal buscada, pero, que me miren así; por favor. ¡Soy solo una muchacha, por el amor de Dios!
—Eres una muchacha solo para los humanos. Para ellos, eres una linterna criminal que vive con humanos y rompe las reglas —dijo Ariana.
—¿Eso de aplastar su cabeza contra el escritorio puede ocurrir en mis pensamientos? Si es así, por favor, hazlo —le dije a mi mente luego de poner los ojos en blanco ante mi propia locura.
—Oye, ¿estás bien? Luces un poco pálida —me dijo Matt colocando su mano sobre la mía. Esto provocó que lo mirara con una sonrisa temblorosa antes de asentir con la cabeza.
Si no estar encerrada en una prisión o estar muerta se consideraba normal, entonces creo que estaba perfectamente bien. Bueno, al menos hasta que me llevaran con ellos.