Capítulo 40

Punto de vista de Sebastian En ese momento, estaba poseído por la ira y sentía un fuego que corría por mis venas de forma peligrosa. Por tal razón, lo único que podía hacer en ese instante era correr para no terminar matando a alguien o haciendo algo de lo que podría arrepentirme. Lo veía todo rojo, y mis deseos de matar a alguien o pelear se reflejaban tan claramente en las huellas de mis patas que hasta yo podía notarlo. Odiaba aquella sensación, pues me estaba atormentando y me hacía sentir más remordimientos de los que ya tenía. Estaba arrepentido porque había confiado en esa chica. Confié en Alexis, y ella traicionó mi confianza. La forma en la que sonreía mientras me contaba la verdad me daba la impresión de que se estaba burlando de mí. Por tanto, en ese momento, no pude evitar ponerme muy agresivo. La chica que me gustaba y que pensaba hacer mía resultó ser lo que más odiaba en el mundo. No solo era una repugnante solitaria, sino que también había rechazado a su pareja. La soli