Capítulo 21
Debido a la acumulación de trabajo en Grupo Altamira, Juan tuvo que regresar para encargarse de los asuntos.
...
Al tercer día de la partida de Juan, Elena se encontraba de pie frente al ventanal, observando cómo el último rayo de sol desaparecía en el horizonte marino.
Una sirvienta entró sigilosamente y dejó una taza de agua tibia.—Señora Elena, por favor, tome un poco.
Elena no se movió, solo preguntó:—¿Cuándo regresará él?
—El jefe Juan dijo que en cuanto termine los asuntos de la empresa...
"¡Bang!"
El vaso de cristal se estrelló contra la pared, los fragmentos saltaron por todas partes y el agua se derramó por el suelo.
—No me llames señora Elena —Ella se burló con frialdad—. Lárgate.
La sirvienta, aterrada, salió apresuradamente.
Elena se agachó y recogió uno de los fragmentos de vidrio más afilados.
Al mismo tiempo, en la sede de Grupo Altamira,
Juan estaba sentado en la cabecera de la sala de reuniones, escuchando el informe de los altos directivos, mientras sus dedos rozaban

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