Capítulo 17
Cuando Ricardo terminó de hablar, vio cómo ella quedó sorprendida, pero luego negó con la cabeza, tratando de tranquilizarlo. —No tienes por qué sentirte culpable, Ricardo. Esto no fue culpa tuya. Si no hubiera sido Paula, habría sido otra persona.
El verdadero problema fue que el corazón de Orlando siempre tuvo espacio para alguien más, además de ella. Su amor nunca fue lo suficientemente puro ni duradero.
—Me basta con que no me culpes. Y ya no me llames “abogado Ricardo”, dime simplemente Ricardo Aguilar. —Dijo él, aparentando ligereza. —He decidido dejar la abogacía. Quiero, igual que tú, dedicarme al trabajo social. Desde ahora, seré tu compañero y seguidor.
—No tienes que hacer eso. Yo de verdad estoy bien. —Respondió, rechazando la propuesta con gentileza.
—Sé que estás bien. Solo quiero aprender de ti, y aportar mi propio esfuerzo. —Contestó él, ignorando su rechazo y sonriendo mientras tomaba el cuaderno de sus manos para continuar la clase con los niños.
Ricardo se quedó a vi

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