Capítulo 26
El ambiente se cargó de seriedad, pero Lucia no podía oír.
Alberto, con un semblante grave, la miró por un momento y con un tono que casi sonaba a orden, dijo: —Debes disculparte con la señora Julia, admitir que te equivocaste es lo correcto, no pienses que porque te respalde puedes hacer lo que quieras.
Suspiró y, para aclarar a todos, añadió: —Desde pequeña, Lucia ha tenido problemas de audición; en casa la hemos consentido un poco y, a veces, se pasa de la raya. He descuidado su educación.
Tras decir esto y viendo que Lucia seguía sin reaccionar, frunció el ceño.
Impaciente, insistió en voz baja: —¿No oíste lo que dije?
Su tono ahora llevaba una advertencia.
Sin embargo, de repente, Julia, que había estado muy alterada, se desmayó.
Se desató el caos.
Lucia recobró el sentido y su instinto de enfermera la impulsó a querer revisar el estado de Julia.
Pero un dolor en el brazo la detuvo; alguien la jaló bruscamente hacia atrás y, antes de que pudiera estabilizarse, alguien más la empuj

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil