Capítulo 30
Lucía pensó por un momento y tecleó en su teléfono: [Lo siento, camino un poco lento.]
Se lo mostró a Carlos y extendió su mano para agarrar su brazo, intentando que leyera el mensaje.
Sin embargo, justo cuando tocó a Carlos, él sacudió bruscamente su mano apartándola.
Ya tenía heridas en el brazo y, al ser rechazada abruptamente, soltó la mano y el teléfono se le cayó al suelo.
Lucía temblaba ligeramente, perpleja, mirando hacia él.
Su mano suspendida en el aire se quedó rígida, incapaz de oír nada, sin poder hablar.
No fue hasta que notó la creciente frialdad en el rostro de Carlos que reaccionó.
No debería haber intentado agarrar la mano de Carlos.
La ansiedad y el pánico se esparcieron dentro de ella; miró a Carlos, negando con la cabeza, confundida.
Sus labios estaban firmemente apretados, y en sus claros ojos había una mezcla de disculpas y súplica.
Esperaba que Carlos no se enojara, porque no podía explicarse.
En su pánico, se apresuró a recoger su teléfono y se lo mostró rápida

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