Capítulo 75
Lucía podría no haber tenido miedo si hubiera seguido sin poder oír.
Pero sabía cómo era el mundo con sonido.
Hasta que un día, un joven frunciendo el ceño le colocó un audífono y le ordenó con voz firme: —De ahora en adelante, siempre debes llevarlo puesto, no te lo quites.
En aquel entonces, Carlos también era joven, su voz aún inmadura y su expresión intentaba parecer más adulta de lo que era.
La mañana siguiente, Lucía despertó exhausta.
Se sentó en la cama, distraída, antes de levantarse finalmente.
Carlos ya estaba listo y la miró, preguntando: —¿Debo esperarte para ir juntos?
Ella, viéndolo ya vestido, negó con la cabeza: —No es necesario.
Carlos no añadió más y se marchó.
...
Recién llegada al hospital, Ramón la detuvo: —Necesito hablar contigo.
La llevó a su oficina y le explicó: —Carlos me habló sobre el problema de la vigilancia faltante, y también creo que tu teoría tiene sentido, así que busqué en otros pisos por grabaciones de ese tiempo específico.
El corte de electricid

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