Capítulo 21

Finalmente, los dos aterrizaron en Alta, en el norte de Noruega, uno de los mejores lugares para observar la aurora boreal. En esta región, las noches son largas y los días cortos, y en cualquier momento, la luz del norte podía surcar el cielo. Lo único que necesitaban hacer era esperar. En una cabaña de hielo en medio del bosque, Andrea y Manuel estaban acostados en una gran cama, admirando la belleza nocturna a través del techo transparente. No pasó mucho tiempo antes de que la aurora boreal hiciera su aparición en el cielo. Aunque Andrea ya la había visto incontables veces en fotos y videos, presenciarla en persona era completamente diferente. La majestuosidad y el misterio de aquel espectáculo eran indescriptibles, una maravilla que ninguna imagen podía capturar en su totalidad. En la vasta noche ártica, el cielo estrellado se entrelazaba con las luces danzantes de la aurora, formando un cuadro celestial de ensueño. Incontables destellos flotaban en el aire, como si fueran luciérna