Capítulo 12
Durante toda la gala, Matías se mostró indiferente. Había ordenado varias veces a los camareros que, en cuanto apareciera la invitación especial, le avisaran de inmediato.
Ya había pasado medio evento y la invitación no aparecía. Eso solo podía significar que Sofía aún no llegaba.
Matías no lo entendía. Había ofrecido condiciones generosas, incluso diez veces el valor de mercado por la patente. No había razón para que Lofía rechazara su propuesta.
Ni siquiera Víctor había asistido. ¿Habría logrado contactarla antes?
Justo cuando la inquietud empezaba a carcomerle el pecho, un camarero corrió hacia él, agitado, sosteniendo la invitación dorada: —¡Ya llegó! ¡Está en la entrada!
El corazón de Matías dio un vuelco. Se apresuró a recibirla, pero al ver aquel rostro familiar, se quedó paralizado.
Sofía.
Jamás imaginó que aparecería en ese momento, y mucho menos de esa manera. Le pareció un sueño. Avanzó rápidamente y la abrazó con fuerza.
—¿Sofía? ¿De verdad eres tú?
Miró detrás de ella, al 

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