Capítulo 29
Melchor tuvo que admitir que aún seguía sintiendo algo por Carolina.
Últimamente, su relación se había vuelto demasiado tensa; no era que no deseara tener a Carolina en sus brazos.
Pero cada vez que pensaba en las consecuencias de ceder a los caprichos de Carolina, consecuencias que los habían arrastrado a esta situación tan problemática, se negaba a seguir concediéndole más.
Si esta vez se rendía fácilmente, ¿no significaría que la próxima ella se volvería todavía más insolente?
Se frotó el entrecejo y ordenó a Eduardo: —Intenta contactar al inversionista; si acepta, con el responsable general será más sencillo negociar.
Eduardo, arriesgándose a ser despedido, se atrevió a preguntar: —Melchor, ¿de verdad no piensas sentarte a hablar con calma con Carolina?
—¡Ocúpate de lo tuyo!
Melchor colgó de inmediato, volvió a frotarse el entrecejo y reprimió parte del cansancio que lo abatía.
Tras pensarlo un instante, decidió enviarle un mensaje a Carolina.
[Caro, no seas terca, esto no te traer

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil