Capítulo 1012
Andrea, ahora, tampoco sabía qué decir, así que decidió comer cucharada tras cucharada.
Eduardo tenía un trabajo decente, su familia no carecía de dinero; en definitiva, eran una pareja perfecta.
Pero, ¿por qué dudaba?
Ella no lo sabía. Estaba completamente confundida.
Cuando había tomado casi la mitad de la sopa de pollo, Eduardo dejó el tazón sobre la mesa de café, tomó un pañuelo de papel y empezó a limpiarse los dedos.
—Andrea, ¿te sentirías incómoda si te casaras conmigo?
Ella levantó un poco la cabeza, sin saber qué responder. No se sentía incómoda, pero tenía una sensación extraña de tranquilidad.
Andrea siempre decía que quería una relación simple, una vida sin complicaciones, pero cuando la vida parecía realmente tan simple, sentía que algo faltaba. Tal vez, al final, la naturaleza humana sea inherentemente insaciable.
A veces pensaba que, con alguien como Alejandro, que traía caos y desorden, tal vez no estaría tan mal.
Eduardo, al ver que Andrea no respondía, tiró el pañuelo

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