Capítulo 1027

Todos pensaban que Baltazar haría que su misterioso discípulo se presentara, pero no fue así. Apareció solo. Baltazar tenía una gran barba, densa y descuidada, que no se había arreglado en mucho tiempo, dándole un aspecto algo desordenado. Pero sus ojos eran agudos y perspicaces. Su mirada se posó sobre Pedro, sin mostrar emoción alguna, y luego se dirigió a los demás. Los miembros de la casa siempre habían considerado a Baltazar como una figura respetable, y hacía mucho tiempo que no lo veían. Ahora, algunos no se atrevían a mirarlo a los ojos. Por otro lado, Pedro permanecía tranquilo y sereno. Isidro comenzó a preguntar: —Patriarca, nos ha convocado a todos aquí. ¿Es para alguna tarea? Baltazar se sentó en el lugar más centrado, levantó su copa de vino y luego la dejó lentamente sobre la mesa. —En efecto, hay una tarea que debo encargar. Dijo con una voz llena de fuerza, demostrando que su salud era excelente. A pesar de ser el de mayor edad entre los ancianos, su energía era la más