Capítulo 1074
El sudor de Pedro caía por la punta de su nariz, y bajó la cabeza para besarla con fuerza.
Ambos continuaron hasta el amanecer. Ella pudo sentir que él había estado más feroz que antes. Seguramente aún guardaba algo de ira en su interior, pero no se atrevía a reprenderla.
Lorena durmió hasta el mediodía. Cuando se levantó, estiró los brazos perezosamente y de inmediato percibió su presencia.
—Tengo hambre. Esto no parece la casa de los Guzmán. ¿Te mudaste y no has hecho nada con Baltazar?
Pedro mandó traer la comida y se sentó junto a la cama. La alimentó personalmente. —Sí, pero su discípulo lo impidió.
Lorena entrecerró los ojos y, al bajar la mirada para tomar un bocado, preguntó curiosa: —¿Has conocido a ese supuesto discípulo?
—No.
Pedro tomó una servilleta que estaba al lado y le limpió la comisura de los labios. —Él fue quien te dejó los ojos así, quería avisarme y que no te involucraras.
Esta era una guerra entre los dos, y Lorena podía mantenerse al margen.
La actitud del disc

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil