Capítulo 1117
Pedro sintió que el corazón se le ablandaba de golpe y la estrechó entre sus brazos. —De verdad, no tengo nada más que ocultarte.
—Mm.
Él le tomó la mano y la condujo hasta la habitación del último piso.
Allí ya había personas esperándolos: eran miembros del núcleo de la Hacienda Santa Lucía.
Todos asintieron a Pedro antes de dispersarse para investigar la verdad de lo ocurrido aquel año.
Antes de que Pedro llegara, ya habían comenzado las investigaciones. Pero había tan pocas pistas sobre Álvaro, tan pocas, que incluso su nombre se había vuelto un tabú. Era imposible encontrar información sobre él en redes públicas.
Lorena se sentó a su lado y lo observó mover los dedos sobre el teclado, respondiendo mensajes. No pudo evitar preguntar: —¿Ese Álvaro no tenía familia? ¿O hijos?
—Tiene un hijo. Lo ha mantenido protegido en el extranjero desde pequeño. Las cuentas por las que le enviaba dinero eran confidenciales, y ni siquiera se sabe a qué país lo envió. Su propia identidad era especial

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