Capítulo 1120
Lorena abrió la boca. Al oír los pasos en el piso de arriba, supo que Alejandro había regresado.
Este hombre, de verdad, no podía dejarla sola ni un instante.
Alejandro bajó las escaleras sin apartar la mirada de Lorena ni un segundo. En ese momento, cualquier persona sensata habría salido corriendo, pero Lorena sostuvo a Andrea y continuó hablando un poco más. Solo cuando vio cómo el semblante de Alejandro se ensombrecía, se despidió poco a poco y se marchó.
Cuando regresó al auto, pensó que, probablemente, la vida de Andrea permanecería así para siempre: no había forma de escapar de un hombre como Alejandro.
Sentada en el auto, no supo a quién llamar. No tenía muchos amigos y Rosario era prácticamente la única que le quedaba.
Respiró hondo y decidió invitarla a cenar.
Pero Rosario no respondía. Lorena, siguiendo el camino de memoria, condujo hasta el estudio de Rosario, donde le dijeron que ella no se había presentado en varios días.
Lorena no tuvo más remedio que llamar a Rubén.
Él 

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