Capítulo 1139

Martín se puso pálido; junto con varios de sus hombres se lanzó al mar y arrastró a Lorena con él. Lorena también vio a Arnoldo; incluso sospechó que éste podría haber venido a provocarlo intencionalmente. Un grupo de gente se lanzó al agua y pronto las olas los empujaron a la orilla; el olor de la sal llenó sus fosas nasales. Lorena quiso soltarse de la mano de Martín, pero era imposible escapar de los dedos de aquel hombre. Ella sabía nadar bien, pero tras ser arrastrada varias vueltas se sintió algo mareada. El mar los llevó a cierta distancia; Martín la tiró de la mano y los subió a una embarcación pequeña. Pronto los encontrarían sus hombres, pero su semblante no auguraba nada bueno. Sabía que la gente de Arnoldo los perseguía. No había margen para negociar; un tipo como Arnoldo, un alborotador sin escrúpulos, no se detendría aunque estuvieran en Cumbre, a la menor oportunidad abriría fuego directamente. En el lugar resonó al instante una ráfaga de disparos. A pesar de los intento