Capítulo 1158
Gloria dio un paso al frente y levantó la mano para abofetearla, pero su muñeca fue detenida en el aire por Rubén.
Rubén la apartó con fuerza. —¿Quién eres tú? ¿Por qué intentas pegarle?
Los ojos de Gloria se llenaron de lágrimas, como si hubiera sufrido una gran humillación. —Señor Rubén, ¿no me reconoce?
Rubén, con el semblante helado, no lograba recordar quién era esa mujer.
Gloria, algo renuente, arrastró una silla para sentarse, pero Esther la empujó de inmediato.
Gloria cayó al suelo y la jarra de agua junto a ella se volcó, empapándola de pies a cabeza.
Apretando los dientes, se levantó furiosa, agarró un plato y trató de lanzárselo a Esther. Pero Esther fue más rápida: de una patada la golpeó en el abdomen.
Gloria gritó instintivamente, casi siendo lanzada hacia atrás por la fuerza del impacto.
Rubén no esperaba que Esther reaccionara con tanta violencia y, además, sin contenerse en absoluto.
Esther, con la cara gélida, la miró con desprecio. —Lárgate.
La mirada de Esther la at

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