Capítulo 1187
Lorena se cambió de ropa y enseguida salió conduciendo.
Al principio no notó nada extraño, hasta que sintió que los frenos no respondían. En ese momento, la velocidad de su auto ya había alcanzado los ciento once kilómetros por hora. Aunque no era una velocidad de carrera, era lo bastante alta como para que, si chocaba contra algo, quizá no muriera, pero sí quedara gravemente herida.
No pensó que el problema proviniera del taller de César. Él era una persona meticulosa y, antes de entregarle el auto, sin duda había hecho que alguien lo revisara pieza por pieza.
Así que el problema debía de haber ocurrido dentro de la villa. Y la única persona que podía querer hacerle daño era Yesenia.
Lorena sujetó el volante con fuerza. Su expresión estaba seria, pero no mostraba pánico. Sabía que cuanto más se dejara dominar por el miedo, más errores cometería.
Desvió el auto hacia una carretera recta a un lado e intentó disminuir la velocidad poco a poco.
Pero justo cuando parecía que el auto empeza

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