Capítulo 1252
Pedro sintió de pronto un fastidio que le crispó los nervios. Cerró la puerta del auto de golpe, se subió al vehículo y estuvo a punto de arrancar. Antes, aquel grupo de personas, con tal de mantenerlos atrapados allí, había quemado todos los vehículos e incluso había hecho estallar el helicóptero. Ahora no tenía idea de hacia dónde conducir, desconocía su ubicación exacta. Miró al hombre que lo acompañaba, tampoco tenía un teléfono. Al parecer, aquel individuo había llegado hasta allí solo guiándose por la memoria.
La expresión de Pedro se ensombreció un instante. Bajó del auto, agarró al hombre por el brazo y lo empujó hacia el asiento del conductor, indicándole que condujera.
El hombre seguía con el semblante desencajado por el pánico, pero finalmente colocó las manos en el volante.
Pedro no sabía adónde los llevaría, aunque pensó que cualquier lugar sería mejor que aquel sitio infestado por el virus.
El vehículo avanzó durante tres horas hasta detenerse en una aldea.
Pedro no compr

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