Capítulo 1294

Lorena mantenía aún su cautela al usar la apariencia de Lázaro. Al principio, José pensó que se trataba del primer hijo, pero al notar su estatura, se dio cuenta de que no se parecía en absoluto. Él estaba recostado en la cama, pálido. Tras un breve momento de fortaleza, de repente se desplomó, como si fuera un reflejo fugaz de vida. Mantuvo la mano de Benjamín apretada, sin soltarla. Quería decir algo, pero estaba tan agitado que no pudo pronunciar palabra alguna. Benjamín, que no había visto mucho del mundo, se vio influenciado por la emoción de José y también comenzó a llorar; si no lo supiera, pensaría que este hombre era su propio abuelo. Lorena observó desde un costado por un momento y notó que los que quedaban en la familia Villalba eran todos ancianos; no quedaban jóvenes. —Don José, ¿y sus hijos y nietos? —preguntó. Al escuchar estas palabras, los ojos de José se oscurecieron en un instante, y los tres ancianos sentados alrededor de él guardaron silencio. Pasaron diez minutos,