Capítulo 1301
—Sé un poco de todo. Cuando estaba en casa sin mucho que hacer, me gustaba aprender cosas, de lo contrario, me aburría muchísimo.
—Un color como el del amanecer, hazlo así.
Lorena enseguida sacó unas botellas de licor y pidió al personal del lugar algunos utensilios básicos para preparar cócteles. Con movimientos muy hábiles, agitó un par de veces y realmente logró preparar una bebida con capas apiladas en tonos dorados. Colocó una rodaja de limón en el borde del vaso y se lo entregó a Teresa.
—¿A que parece un amanecer? Anda, pruébalo.
Aunque los demás sabían que Lorena era diferente, esto sí que era demasiado distinto: no le temía en absoluto a Teresa. No estaban seguros de si acaso no había oído hablar de su reputación.
Todos se miraron entre sí, con una expresión inquisitiva en los ojos.
Teresa se bebió el cóctel, percibiendo la reacción de los presentes, con una pizca de orgullo en la mirada.
Ella, en realidad, sabía que ese grupo de hombres no la respetaba, pensaban que su arroga

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