Capítulo 1377
No durmió en toda la noche, y aun así no lograron encontrar a Antonio. Algunos empezaron a especular que probablemente ya había muerto.
Marcos se dejó caer pesadamente en su asiento, como si de pronto hubiera envejecido varios años.
Apretó los dientes y le dijo a Damián, que estaba a su lado. —¡Que Ángel vaya a la cárcel! ¡Que no salga en toda su vida!
Era la primera vez que Damián lo veía tan enojado, y el susto lo hizo temblar por completo. —Papá, ya he dado la orden.
Marcos seguía sintiendo una rabia que no lograba calmar, y cuanto más lo pensaba, más furia lo invadía. —Ve y averigua sobre los demás también. Quiero saber cuántos realmente están conmigo de corazón.
Jamás se habría imaginado que Ángel fuera capaz de algo así. Si no lo hubiera escuchado con sus propios oídos, ni siquiera si Antonio se lo hubiese dicho en persona, lo habría creído. La confianza que tenía en él llegaba a ese extremo.
—Está bien, papá, no te alteres.
Marcos se frotó el entrecejo con la mano, y su voz sonó

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