Capítulo 1468
Ángeles fue llevada y Claudio, de excelente humor, se encendió un cigarro. Luego pensó en la mujer de Llanoazul que había traído, hablando de algo como brujería.
Ya en la tarde, había sentido algo de curiosidad, pero era demasiado tarde; mejor esperaría a la mañana para acercarse a esa mujer.
Lorena estaba enterada del disturbio en la casa de los Campos, pero nada de eso tenía que ver con ella. Caminaba por el patio, tratando de encontrar a Sebastián. Ese niño parecía no gustarle dormir. Cuando estaba parada junto a la ventana de su habitación, había visto una sombra pasar a lo lejos. Debía de ser él.
Pero no gritó. En lugar de eso, siguió la dirección por la que la sombra había corrido. En solo un parpadeo, el niño desapareció.
Lorena se sintió algo inquieta, parada bajo la tenue luz del farol. Escuchó un leve sonido entre los arbustos que se acercaba lentamente.
Cuanto más se acercaba, más nerviosa se sentía.
Separó los arbustos, pero no era Sebastián.
Suspiró aliviada, sintiendo com

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