Capítulo 1474
Pedro la abrazó por detrás y suspiró: —¿Por qué te sientes mal? Él te debe la vida.
—No puedes decirlo así.
Lorena miró los peces dentro del tanque y su mirada se volvió tierna. —Un niño no puede elegir dónde nace. Sé que quieres consolarme, pero como su mamá, sé que no hice nada por él. Es normal que me sienta culpable. Cuando lleguemos a Norteamérica, no me separaré de él ni un instante. Nunca más estaremos lejos.
Pedro apoyó la cabeza en su hombro, hablándole con dulzura. —Está bien.
Así pasaron unos días dulces y tranquilos. Lorena le llevaba comida a Sebastián tres veces al día, pero el niño o bien se escapaba antes de que ella llegara o se escondía en el armario.
Lorena no quería forzarlo. Pensaba que si seguía apareciendo con frecuencia, tal vez él dejaría de reaccionar con tanto rechazo.
Durante los días que pasaron en el barco, ambos desarrollaron un extraño patrón de convivencia.
Finalmente, cuando pusieron pie en tierra, Lorena levantó la mano para tomar la de Sebastián, per

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