Capítulo 1480
Benjamín no se llevaba muy bien con César. Cuando todos vivían con Dolores, los dos se lanzaban indirectas. Sin embargo, hoy era el día de la boda de César y, aun así, Benjamín se levantó para entregarle una tarjeta. —Felicidades por tu boda.
César miró la tarjeta, la tomó sin ceremonia y sonrió como un zorro. —Bien. Espero que tú también te cases pronto. Creo que alguien como Dolores no estaría nada mal. Escuché que se fue para allá, ya se encontraron, ¿verdad?
Benjamín acababa de decidir no armar problemas, pero esa frase encendió su ira. Pensó que César sacaba temas que no debía.
—¡Tú...!
Volteó a ver a Verónica, quien era hermosa e inocente y se tragó el insulto que tenía en la punta de la lengua. Le habló a Verónica. —La novia está muy guapa, aunque no tiene muy buen gusto.
Ella sonrió. Había muchas personas en esa mesa que no conocía, pero todos se mostraban muy amables con ella.
Con ternura, recostó la cabeza sobre el hombro de César.
César miró a Benjamín con satisfacción. —Tus

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