Capítulo 191
Bajó las pestañas, obligándose a quedarse dormida.
Volvió a soñar. Esta vez, efectivamente, soñó con una mariposa hermosa, muy dependiente de las personas, pero que tenía colores fríos. Todos creían que su color era todo lo que la definía, y por eso la evitaban. Solo una mano se atrevió a tocarla ligeramente y, de repente, todo el espacio se volvió ardiente. El frío y el calor eran dos extremos que chocaban intensamente.
La mariposa emitió la voz de aquel hombre: —Espera un poco más. No conoces todo de mí, y yo tampoco me atrevo a verte con este aspecto.
Cuando Lorena despertó, sentía la cabeza pesada y las piernas débiles.
Primero llamó al viejo director del hospital para preguntar cómo iban las cosas allá. Al saber que todo estaba en orden, por fin pudo respirar con alivio.
Luego preguntó por lo importante: si era posible trasladar a Carlos a otro lugar.
El viejo director guardó silencio unos segundos al otro lado de la línea. —Esta mañana vinieron personas del Grupo Fortaleza. Acept

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