Capítulo 214
Después de que él se fue, Lorena, agotada, se llevó la mano a la frente para masajearse entre las cejas y suspiró.
Regresó a la silla fuera de la habitación y, medio adormilada, se quedó allí.
Pasó otra hora antes de que viera llegar a Patricia apresurada.
Patricia estaba visiblemente angustiada; al ver a Lorena, empezó a alterarse:
—¡Lorena, lárgate! ¿Por qué sigues aquí? ¡Mi hermano está así por tu culpa! ¡Fuera de aquí!
Lorena, en realidad, no quería quedarse, y al oír eso, casi se sintió aliviada y contestó:
—Bien, me voy. Adiós.
Patricia se atragantó con sus propias palabras, como si hubiera lanzado un puñetazo que terminó hundiéndose en algodón. Por un instante no supo qué decir y, furiosa, abrió la puerta de la habitación.
Cuando Lorena salió del hospital, se sintió completamente despejada, así que fue a casa, se cambió de ropa y se dirigió a trabajar a Grupo Fortaleza.
Entró puntualmente en la empresa; por suerte, no había llegado tarde.
Durante todo el día, hasta la hora de sa

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