Capítulo 228
Si no supiera que Pedro tenía un carácter frío y distante, realmente habría pensado que lo de hace un momento había sido un intento deliberado de asustarla.
Pero Pedro no era una persona tan cruel.
Lorena murmuraba para sí misma mientras se frotaba la rodilla.
Pedro maniobraba la silla de ruedas y pasó frente a ella; ella se apresuró a seguirlo.
Después de lo de hoy, realmente ya no se atrevía a comportarse con ligereza delante de él. Era capaz de ser despiadado incluso con su propia familia.
La mirada de Lorena se tornó algo compleja mientras empujaba con cuidado su silla de ruedas, recordando la expresión de incredulidad de Gabriel antes de morir. Probablemente no imaginaba que Pedro actuaría con tanta rapidez y decisión, sin siquiera un segundo de vacilación.
Un hombre así, además sin interés por las mujeres, era prácticamente perfecto.
A Lorena le recorrió un escalofrío todo el cuerpo. Un hombre sin defectos... No era de extrañar que hubiera logrado ocupar esa posición en Costadora

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