Capítulo 253
—Pedro, soy Lorena, no me trates así.
Apenas terminó de hablar, se quedó en silencio, porque vio cómo Pedro se ponía de pie lentamente.
Sus pupilas se dilataron al instante, incrédula: ¿acaso las piernas de Pedro ya se habían curado?
Rápidamente se arrastró hasta él, volviendo a postrarse a sus pies.
Una desvergüenza total, sin el más mínimo límite.
—Pedro, déjame complacerte, ¿sí?
En la oscuridad, seguía desplegando su encanto sin cesar, esperando poder captar su atención.
Pero entonces escuchó el sonido de una bala siendo cargada y, enseguida, un dolor agudo le atravesó la pierna.
—¡Aaaah!
No pudo evitar soltar un grito. Muy pronto, su otra pierna también corrió la misma suerte.
Pedro caminó hacia ella y se agachó lentamente a su lado. —Haz que venga Lorena.
Su tono era tranquilo, como si estuviera diciendo algo de lo más común.
Pero Gisela no se atrevió a decir ni una palabra, porque esa pistola ahora estaba apuntando directo a su frente.
Incluso su voz tenía un matiz de sonrisa.
—T

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil