Capítulo 275
Cuando Lorena despertó, descubrió que ya había vuelto al hotel.
Escuchó a Patricia llorando. —Tío Pedro, ¿no te enojes, sí?
A través de la puerta, la voz de Pedro sonaba fría, pero también dejaba entrever cierta indulgencia.
—Que no se repita.
Patricia se animó de inmediato. —¡Sabía que no te enojarías conmigo! Tío Pedro, ¿cuándo volvemos a Costadorada? ¡Lorena ha estado dormida tanto tiempo, qué irresponsable!
A Lorena casi le brotó sangre de la rabia. Todo lo que había pasado era, sin lugar a dudas, obra de Patricia, pero si Pedro no pensaba responsabilizarla, ella tampoco tenía derecho a decir nada.
Ahora solo sentía un fuerte dolor de cabeza. Sacó el celular y, al mirarlo, se dio cuenta de que había dormido dos días.
Apenas se incorporó, oyó el sonido de una silla de ruedas. Pedro abrió la puerta y entró.
Lorena recordó aquel beso, y de pronto se volvió completamente racional y serena.
—Jefe Pedro, ya lo he pensado bien. Cuando regresemos a Costadorada, tengo pensado renunciar. Jua

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