Capítulo 325
Lorena volvió a acercarse unos pasos a él, pero cada vez que ella se aproximaba, Juan retrocedía apresuradamente.
Su expresión se volvió aún más sombría y su tono fue muy serio: —Quédate donde estás, no te muevas.
Si había fumado o no, solo hacía falta oler sus dedos para saberlo.
Juan, de inmediato, no se atrevió a moverse.
Lorena se acercó, le tomó los dedos y los olfateó, tenían un olor a cigarrillo muy evidente.
—¿Juan, ahora hasta sabes mentir?
El cuerpo de Juan se estremeció y enseguida empezó a disculparse: —Solo tenía miedo de que te enojaras.
Lorena soltó su mano: —La próxima vez, no lo hagas.
—Hermana, no volveré a fumar. Es que me pasaron algunas cosas en la escuela, no estaba de buen ánimo. Perdón.
Al verlo disculparse con tanta sinceridad, Lorena no quiso decir nada más, solo levantó la mano y le revolvió el cabello.
Pero después de salir de ahí, al día siguiente, ella fue a la escuela para averiguar si Juan realmente estaba ocupado con asuntos escolares.
Ella no sabía cuá

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