Capítulo 336

Lorena se sintió algo incómoda porque la mirada de Alejandro permanecía fija en ella, a veces fruncía el ceño, a veces apretaba los labios, sin que ella supiera en qué estaba pensando. Tenía la sensación de ser un objeto bajo inspección. Le pareció que la temperatura de todo el salón privado había descendido. Al levantar la cabeza, notó que el estado de Pedro tampoco era bueno. Su rostro estaba muy pálido, seguía bebiendo agua y los huesos de su muñeca estaban tensos. Ella se levantó rápidamente y fue hacia él: —Jefe Pedro, ¿no se siente bien? Pedro bajó la mirada, juntó las manos y aferró la copa que tenía entre ellas: —No es nada. Lorena lo conocía, aunque realmente se sintiera mal, seguramente no diría ni una palabra de más. Así que se acercó un poco más y le preguntó en voz baja: —¿Le duele el estómago? Hay una farmacia cerca, puedo ir a comprarle algún medicamento. Antes de que él pudiera responder, Alejandro levantó la mano y dio unas palmadas sobre la mesa. —Señorita Lorena, vue