Capítulo 339
Lorena bajó abatida y, al cerrar la puerta del auto, no pudo evitar preguntar: —Jefe Pedro, ¿todavía necesita a esa cocinera?
La única respuesta que recibió fue el sonido seco y decidido de la puerta al cerrarse.
Lorena entonces entendió que, efectivamente, lo había vuelto a hacer enfadar.
Lograr irritar varias veces a alguien tan frío y distante como Pedro también era toda una habilidad suya.
Cuando Sara la vio bajar, sus ojos brillaron con un destello y adoptó una actitud sumamente sarcástica: —Pensé que te irías con él, pero al final eres igual que todas.
El entrecejo de Lorena se frunció, se giró para mirar a aquella mujer.
Un mes antes, cuando Sara la había visto, su actitud había sido de lo más tímida y cohibida, pero en poco tiempo ya había aprendido a responder con sarcasmo.
—Sara, ¿alguien te ha dicho algo últimamente?
Sara soltó una risa fría: —¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que descubra tu verdadera cara? Desde el principio, cuando te acercaste a mí, lo hiciste solo para burlar

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