Capítulo 410
Liliana se bajó del auto de Zacarías y, en cuanto puso un pie en la acera, llamó enseguida a Patricia por teléfono.
—Patricia, ¿sabes qué? Arruiné el proyecto de Lorena, le vi la cara: estaba destrozada. Seguro que a partir de ahora ni se atreve a hacerse la valiente delante de mí.
Las ojeras de Patricia eran profundas y, al escuchar esto, por primera vez en días, sus ojos reflejaron una ligera emoción.
Desde que terminó la fiesta, se había encerrado en su habitación: ni comía, ni bebía, ni salía. No podía soportar la idea de que el señor Pedro estuviera enredado con Lorena.
Tenía los ojos hinchados de tanto llorar, deseando con todas sus fuerzas que Lorena desapareciera para siempre.
La empleada llamaba a la puerta desde fuera, pero Patricia no respondía.
Ahora, de nuevo, la puerta volvió a sonar, y la voz que se escuchó fue la de Yago.
—¿Cuánto más piensas seguir encerrada?
Patricia colgó el teléfono, se secó las lágrimas y fue a abrir la puerta.
—Yago.
Él, al ver sus ojos hinchados,

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