Capítulo 443
Lorena no iba a permitir que él hiciera lo que quisiera en un momento tan crucial, así que lo apartó y se arregló la ropa.
—Me voy primero.
Él tampoco la detuvo, permaneció sentado en su sitio y asintió obedientemente.
A veces, los motivos por los que a Lorena le gustaban los hombres resultaban bastante extraños. No creía que un hombre debiera ser necesariamente fuerte o dominante; alguien como Ignacio, que necesitaba que ella lo protegiera, tampoco le parecía una mala opción.
Salió, subió al auto y partió; el destino en el navegador era su pueblo natal.
El viaje era largo y, por el camino, solo comió un par de galletas para quitarse el hambre antes de llegar.
Primero fue a casa de Bruno. Él estaba en el jardín desenterrando hierbas medicinales y, al verla llegar, se quedó un instante perplejo antes de reaccionar.
—¿Eres Lorena, verdad?
Lorena apenas conservaba recuerdos claros de aquel lugar; de no ser porque estuvo preguntando durante todo el trayecto, no lo habría encontrado.
Asinti

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