Capítulo 462
Juan estaba de pie junto a la cama del hospital. Alzó la mano, queriendo acariciarle la cabeza, pero la dejó suspendida en el aire, sin atreverse a bajarla.
Sara no se dio cuenta de su gesto; solo continuaba llorando desconsoladamente, aferrándose el cabello con desesperación.
Juan abrió la boca, pero no supo qué decir.
En ese instante, se sintió como un auténtico desgraciado.
Se dio la vuelta y salió de la habitación. En la zona de fumadores del hospital se fumó dos cigarrillos, observando cómo la gente iba y venía afuera, sintiendo que ese mundo era completamente irreal.
Entonces, sonó su teléfono: era una llamada de Lorena.
—Juan, acabo de dejarte un regalo en tu casa. La empleada me dijo que no estabas. Hoy es tu cumpleaños, así que feliz cumpleaños.
El regalo lo había elegido junto a Josefina; seguramente sería de su gusto.
Por la tarde, había salido de compras con Josefina; al fin y al cabo, no quería pasar la Nochevieja sola y desamparada.
Juan apagó la colilla. En realidad, él

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