Capítulo 476
Lorena esperó afuera durante una hora, pero no volvió a ver salir a Sergio; en cambio, otras personas seguían entrando y saliendo de su casa, sin que ella supiera qué tramaban dentro.
Le preguntó a Arturo, que estaba a su lado: —¿Tú sabes algo de lo que pasa ahí dentro?
Arturo negó lentamente con la cabeza y bostezó. —No sé mucho, pero ninguno de ellos es rival para mí.
Un asesino entrenado en campos de vida o muerte, comparado con este grupo de matones profesionales, era claramente mucho más peligroso.
Lorena entrecerró los ojos y la comisura de sus labios se curvó levemente.
—Entonces, está fácil, ve y átalo.
Arturo de inmediato se sintió motivado. Después de lo que pasó con Liliana la última vez, pensó que Lorena ya no volvería a confiar en él.
Al fin y al cabo, por su descuido le había causado problemas; ahora sentía que la sangre le hervía de emoción.
Abrió la puerta del auto para bajar, pero ella lo detuvo.
—Muévete cuando oscurezca. Cuando lo atrapes, llévalo a este sitio. Artur

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