Capítulo 481
Durante un minuto entero, nadie dijo nada en la habitación del hospital.
El primero en reaccionar fue Iván, quien levantó lentamente a Patricia con un tono lleno de ternura.
—Te está sangrando la frente, ¿por qué eres tan impulsiva? Mira la cara de tu tío Pedro.
Patricia, que acababa de arrojarse a la cama movida por esa fuerza, recién entonces reaccionó y miró a Pedro.
Pero Pedro era Pedro; aunque le hablaran así, seguía sentado en su silla de ruedas con total calma, como si nada pudiera afectarlo.
Al contrario, fue Patricia quien, al volver en sí, sintió un temblor intenso en el pecho.
Su tío siempre le había dicho que debía obedecerlo, que mientras le hiciera caso, él la protegería toda la vida.
¿Acaso acababa de desobedecerlo?
Bajó la cabeza y contempló sus extremidades destrozadas; de repente, se le enrojecieron los ojos.
—¡Abuelo, no me importa, te lo suplico, hazme justicia!
La ayudaron a reincorporarse en la cama, sintiendo dolor por todo el cuerpo, aunque lo que más le dolía e

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