Capítulo 530
Lorena estuvo gritando durante media hora, sintiendo que la garganta estaba a punto de quedarse sin voz, pero abajo no hubo ninguna reacción.
Se sintió un poco desanimada y se recogió sobre sí misma.
La mano de Pedro seguía en su cintura; al ver que ella tenía la cara enrojecido de rabia y la mirada temblorosa, apartó la cabeza y dijo: —El baño es lo suficientemente grande, siéntate.
El baño de su casa realmente era amplio, y tenía varios lugares cómodos donde sentarse.
Pero a nadie le gusta quedarse en el baño.
Lorena buscó cualquier sitio y se sentó, apoyando la espalda hacia atrás.
Pedro se sentó a su lado, con los ojos cerrados.
Ese silencio la hacía sentir aún más incómoda, ya que siempre le había parecido que su relación con Pedro era muy embarazosa.
El anillo que Pedro llevaba en la mano le recordaba una y otra vez que eran esposos.
Respiró hondo y, en silencio, deslizó un poco su trasero más lejos.
Pero Pedro seguía sentado en silencio, sin reaccionar en absoluto.
Lorena no pud

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