Capítulo 555
Lorena se despertó, fue a lavarse primero y, al mirarse en el espejo, sus cejas se fueron frunciendo lentamente.
No podía entender cómo era posible que no tuviera ninguna precaución contra Pedro; aquello no tenía sentido.
Se inclinó y se lavó la cara enérgicamente con agua fría.
Realmente estaba como la rana hervida en agua tibia; es muy difícil cambiar los hábitos de una persona, y si algún día se acostumbraba a la presencia de Pedro, tal vez empezaría poco a poco a bajar sus propios límites.
No podía seguir así.
Bajó las escaleras y los sirvientes ya habían preparado el desayuno.
Al no tener teléfono, no podía comunicarse con el exterior, ni podía salir; su vida diaria resultaba sumamente aburrida.
Después de desayunar, simplemente paseaba por los alrededores, caminando en torno a la casa principal y observando el paisaje cercano.
Así fue como volvió al lugar donde estaba encerrada la mujer loca; esta vez, la mujer no estaba cantando.
Lorena alzó la cabeza para mirar hacia arriba y d

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