Capítulo 562
Uno era frío, el otro cálido, pero se fusionaban de manera natural.
Lorena se esforzaba mucho en probar el sabor, y al final sentía que hasta el aire que respiraba estaba a punto de serle arrebatado.
Ella apartó la cabeza y jadeó profundamente.
La cabeza de Pedro descansaba en su cuello, y su respiración tampoco era estable.
Lorena, una vez recuperada, rodeó lentamente su cintura a través de la colcha. —Quédate a dormir conmigo.
Él contuvo la respiración y no respondió.
No importaba si él quería o no, ella no soltó sus manos.
Pedro esperó a que ella se durmiera, luego se incorporó suavemente y la miró profundamente dormida.
Tomó la bata que estaba a un lado y fue a darse un baño de agua fría.
Cuando salió, vio que ella ya había dejado libre la mitad de la cama.
Él se quedó al borde de la cama, levantó suavemente una esquina de la colcha y se acostó.
La luz del cuarto seguía encendida, pero ahora solo estaba prendida la pequeña lámpara de la cabecera, tenue pero suficiente para no dejar

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