Capítulo 572
Lorena se quedó unos segundos en el mismo lugar, atónita, antes de seguirlo.
Su sensación no era errónea: Pedro esa noche no estaba simplemente de mal humor, sino estaba realmente disgustado.
Ella lo siguió hasta el segundo piso y lo vio entrar en el despacho, sentarse en el centro de la habitación, con un aspecto que no parecía de alguien que fuera a trabajar, sino más bien de alguien sumido en sus pensamientos.
Se quedó parada un rato en el mismo sitio, hasta que por fin no pudo evitar preguntar:
—¿Te han dado el castigo familiar otra vez?
Las marcas que le habían dejado la última vez aún no habían sanado del todo; si volvía a recibir una paliza, ¿acaso su espalda alguna vez sanaría por completo?
Pedro, con el rabillo del ojo, observó a la mujer vacilante que se mantenía en la puerta, y esbozó una leve sonrisa en la comisura de sus labios.
—¿Te preocupas por mí?
Lorena sospechaba que quizá llevaba instalado algún tipo de detector de emociones de Pedro; de lo contrario, ¿por qué podía

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