Capítulo 672
Aflojó ligeramente la mano que sostenía el vidrio, y gotas grandes de sudor rodaban por su frente.
—Cariño, ¿qué tal si lo plantamos aquí?
—Cariño, tú también come.
—La persona que más me gusta, por supuesto, eres tú.
Lorena era experta en decir palabras bonitas.
Las yemas de sus dedos se relajaron lentamente, dejando que el vidrio se alojara en su hombro, fundiéndose con la carne y la sangre; su nuez de Adán se movió, respirando levemente y con confusión.
—Lori...
Se llevó la mano a la frente, con los hombros agitándose.
Durante este tiempo su convivencia había sido realmente dulce, tan dulce que asustaba.
Aun sabiendo que todo aquello era solo un instante efímero, no pudo evitar entregarse a ello.
Apoyó lentamente la espalda hacia atrás, sintiendo que todos los sonidos a su alrededor desaparecían, quedando solo la voz de ella.
Realmente quería volver a verla.
No sabía cuántas horas habían pasado; su mundo era un caos, y tal como había predicho Ana, en realidad no tenía idea de lo que

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