Capítulo 696
Arturo estaba algo inquieto, quiso levantarse, pero recibió una patada que lo tiró al suelo.
Estaba arrodillado, levantó la cabeza con resentimiento. —¿De qué te ríes? ¿Qué clase de droga es esa? Pedro, no hagas tonterías, a Lorena le gusto yo. Si me pasa algo, ella no te lo perará.
Pedro se levantó, y sus zapatos de piel pisaron lentamente la palma de su mano.
Arturo solo sintió humillación. —¡Espérame! ¡Te voy a matar!
Pedro no respondió, sino que miró hacia Jorge, que había estado callado todo el tiempo.
Desde el primer día que lo encerraron, ese hombre hablaba muy poco, parecía resignado.
Cuanto más muerde un perro, menos ladra.
Los perros que ladran mucho, en realidad son los más fáciles de manejar.
Arturo seguía diciendo palabras duras sin notar que las miradas de Jorge y Pedro se cruzaban en el aire.
Una mirada era fría y sin emoción.
La otra, pensativa.
...
Raúl salió del estudio y vio a alguien entrar corriendo, nervioso.
—¡Señor Raúl! ¡El centro de rehabilitación ha sido atac

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