Capítulo 732
Él no dijo nada, solo levantó la mano y le acarició suavemente la cabeza.
Lorena iba conduciendo y no apartó la cabeza para esquivarlo.
En el camino de regreso, el auto permaneció en absoluto silencio.
Pero a mitad de trayecto, de repente pasó un auto en sentido contrario.
Las pestañas de Lorena temblaron levemente, solo alcanzó a ver una silueta que se desvaneció fugazmente dentro del vehículo.
Pisó el freno de golpe y se recostó contra el respaldo, incrédula.
El auto ya se había alejado lentamente, pero ella sentía que esa mirada no había sido producto de su imaginación.
Esa silueta se parecía muchísimo a Ignacio.
Hizo una mueca y de inmediato llamó a César.
Miró a Pedro. —Tengo un asunto que atender. Le pedí a César que venga por ti. Espéralo aquí un momento. Antes de las diez de la noche, seguro estaré en casa.
Él no dijo nada, la calidez en su mirada se fue desvaneciendo poco a poco.
Pero Lorena no lo notó. Le puso el frasco entre las manos, con la mirada fija en el retrovisor. —B

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