Capítulo 758
La mirada de Rubén recayó sobre Pedro, y de repente esbozo una sonrisa. —Pedro, no importa lo que haya pasado, lo importante es que estás bien.
Después, se dirigió a Lorena con una advertencia: —Durante este tiempo te encargo que lo cuides. Si hay algo que no puedas resolver, recuerda llamarnos a cualquiera de nosotros.
Lorena asintió con la cabeza.
Cuando los dos se marcharon, Emilio también buscó una excusa para irse a jugar con Titán y Ares.
Fue entonces cuando Lorena miró los dedos de Pedro. En realidad, ya lo había notado antes: su anillo de bodas había desaparecido.
Antes, él no quería quitárselo por nada, pero ahora solo llevaba un anillo en el pulgar.
"¿Quién se lo había dado?"
"¿Podría ser una especie de prenda enviada por los Hernández?"
"Pedro no recordaba a nadie, entonces al aceptar este objeto, ¿acaso significaba que realmente iba a casarse con alguien de la familia Hernández?"
Sus palabras salieron casi sin pensar.
—¿Me puedes regalar este anillo?
Él levantó la mirada, a

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