Capítulo 908
Emilio abrió la boca, pero no sabía qué decir. Al final murmuró: —Quiero descansar.
Lorena se levantó y tiró de Benjamín, que estaba a su lado. —Está bien, vendremos a verte más tarde. Tus dos perros están muy bien en Jardines de la Paz, no te preocupes.
Los ojos de Emilio se humedecieron y respondió con un leve "hm".
Lorena llevó a Benjamín de regreso a Jardines de la Paz. —Su familia seguro que no es de Llanoazul. Llanoazul lo conoce mejor que nadie Pedro; si no, en cuanto te hubiera visto por primera vez, lo habría sabido. Quizá sean del norte de América. Nosotros tendremos que ir allí por un buen tiempo, y tú vendrás también.
Benjamín miró por la ventana y asintió. Pasado un rato, no pudo evitar preguntar.
—Mis padres biológicos... No sé si todavía estarán vivos...
Dos hijos desaparecidos, y además a esa edad... Como padres seguramente ya se habrían desesperado.
Tantos años habían pasado, y nadie sabía si la madre que había perdido a dos hijos seguía con vida.
Tal vez solo se soste

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