Capítulo 913
Ella asintió y advirtió a los presentes: —Vigílenla bien, no dejen que siga escarbando la tierra, tiene las manos llenas de sangre.
Levantó el pie, dispuesta a marcharse; quería ir primero a ver a Emilio, pero la mujer la siguió de inmediato.
—Lorena, ¿a dónde vas? No volvamos a separarnos, ese grupo puede venir pronto a buscarnos. Acabas de dar a luz, quizá enseguida quieran llevarte. La señorita ya ha tenido un accidente, no quiero quedarme mirando cómo te pasa lo mismo.
Los pasos de Lorena se detuvieron. En su mente apareció la idea de que aquella "señorita" de la que hablaba quizá no fuera otra que su propia madre biológica.
Al parecer, en aquella época realmente habían ocurrido muchas cosas.
Se volvió y tomó el rostro de la mujer entre sus manos.
Las lágrimas comenzaron a caer de inmediato de los ojos de ella. —Has crecido, estás preciosa, te pareces mucho a la señorita. Qué lástima, en serio.
La mujer no dejaba de llorar; tal vez en ese instante había recobrado un poco de lucidez

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